Nuestra Historia
El Edén existe, y está en Galicia.
Una historia familiar que crece con raíces profundas, respeto por la naturaleza y ganas de compartir lo verde con el mundo.
Cada planta, cada detalle, cada rincón está pensado para cuidar de ti y del planeta. Porque la belleza del verde está en su equilibrio: crecer sin dañar, disfrutar sin exceso, cuidar sin prisa.
Una forma de entender la vida

Un jardín no se hace en un día ni se cambia con cada estación.
Se cuida con paciencia, con las manos en la tierra y el corazón tranquilo.
Así nació Oforno Garden, de una familia gallega enamorada de la naturaleza y las cosas bien hechas.
De las ganas de compartir lo verde, de recuperar el contacto con lo esencial y de demostrar que la sostenibilidad también puede ser bella.
Somos dos garden centers, en Valga y Santiago de Compostela, pero sobre todo somos una invitación a vivir más despacio, más cerca, más natural.
Una forma de mirar el verde
El jardín es nuestro idioma.
Hablamos en flores, en hojas, en sombra y en luz. Creemos que cuidar una planta es también cuidarse uno mismo. Por eso, en Oforno Garden reunimos todo lo necesario para disfrutar de un estilo de vida natural: plantas y flores, huerta, terraza, decoración, productos sostenibles y todo lo que tus mascotas necesitan para ser felices. Queremos que cada visita sea una experiencia: relajante, inspiradora y familiar.
Un paseo por el Edén gallego, entre ideas verdes y aromas de vida.
Una forma de trabajar
Nuestro trabajo crece desde el respeto: a la tierra, al entorno y a las personas. Apostamos por la sostenibilidad, por los productores locales y por una jardinería consciente que florece sin agotar. No creemos en la prisa ni en las modas rápidas.
Creemos en lo que perdura, en lo que se cuida, en lo que deja huella buena.


Una forma de ser como marca
Somos cercanos, familiares y un poco retranqueiros —porque el humor también es natural. Nos gusta acompañar a quienes buscan su propio rincón verde, ayudarles a verlo crecer y disfrutarlo con orgullo. Más que vender plantas, cultivamos vínculos.
Entre personas, entre generaciones, entre la vida y su raíz.
Porque el Edén no está lejos. Está aquí, entre nuestras manos, creciendo cada día.